Por todos son bien conocidas las lámparas de papel. Las habrás visto en tiendas de muebles, la casa de un amigo, un hotel, oficinas o las tendrás en tu propia casa. Pero lo que es menos conocido es su origen y cómo lo que en un principio fue una escultura lumínica ha llegado a ser en la actualidad un objeto popular de diseño en nuestros hogares.
Las lámparas Akari tal y como las conocemos hoy, son un diseño original del escultor Isamu Noguchi. Este genial artista nació en Estados Unidos. Sin embargo, vivió en Japón hasta los 13 años y siempre estuvo muy conectado con su herencia cultural japonesa a la vez que quiso ser un puente entre Oriente y Occidente. Para Noguchi uno de los objetivos del arte es aportar pertenencia tanto al artista como al espectador, y por ello en su búsqueda del verdadero propósito de la escultura, experimentó con diferentes materiales como el papel, la terracota, el metal o la piedra. Como el mismo decía en su autobiografía titulada A Sculptor´s World " Con mi doble nacionalidad, ¿Dónde estaba mi casa? ¿Dónde mis raíces y mi identidad? ¿En Japón o Estados Unidos, ambas o el mundo?"
Isamu Noguchi nace en Los Ángeles en 1904 hijo de la escritora de origen irlandés Leonie Gilmour y de Yonejiro Noguchi quien era un aclamado poeta en Japón pero que nunca reconoció a Isamu como su hijo. En 1904 llega a Tokio para vivir en la casa paterna y fue educado en la cultura japonesa aunque en 1917 su madre decide enviarle de vuelta a Estados Unidos debido a las dificultades surgidas con Yonejiro y consciente de que su hijo mestizo no podría ser bien aceptado en el Japón de la época. Isamu crecerá en Indiana sin sus padres y bajo la tutela de una amigo de la familia, el doctor Edward A. Rumley. En 1923 marcha a Nueva York para intentar desarrollar sus faceta artística y comienza a frecuentar la galería de Alfred Stiegliz que en la época era el lugar al que ir si se quería estar al día de las últimas tendencias en el arte. Es allí en donde por primera vez presencia la obra de quien será su modelo a seguir, el escultor rumano Constantin Brancusi.
En 1927 se produce un giro en su carrera ya que la Fundación Guggenheim le condece una beca para estudiar en París, con la gran suerte de poder trabajar mano a mano con Brancusi en su taller. Isamu siempre consideró a Brancusi como su mentor pero también como una figura parterna de quién aprendió a trabajar la piedra con cincel, la importancia de la dedicación y la concentración y la sutileza de las formas que hicieran famoso al escultor rumano. En 1942 y ya de vuelta en Nueva York comienza a experimentar con nuevos materiales como el papel, el plástico, la madera o las conchas y su desarrollo en el espacio. A raíz de este proceso de investigación, introduce por primera vez en su obra un punto de luz, marcando así el principio de una nueva etapa creativa en la que la escultura lumínica tendrá gran importancia. Un año después crea lo que puede considerarse un antecedente de sus lámparas Akari. Se trata de una lámapra formada por un cilindro y tres patas de aluminio llamada Cylinder Lamp (Lámpara Cilíndrica).
En 1951 tras varios viajes a Japón realiza sus primeras lámparas Akari, que no eran más que una evolución lógica de lo que empezara en 1942. Akari significa en japonés luz, iluminación. Estas lámparas están realizadas de forma artesanal con una estructura de bambú y en un papel llamado shoji que se obtiene de las hojas de morera. A Noguchi siempre le atrajo su ligereza. En sus propias palabras " La cualidad de Akari es casi poética, efímera y atrayente. Parecen más frágiles de lo que relamente son, parecen flotar dejando su luz a su paso. No acaparan nuestro espacio como una masa o una posesión; si dificilmente existen durante su uso, cuando no son usadas se pliegan" Noguchi recoge la idea para Akari de las linternillas japonesas y su modo tradicional de realización, pero introduce nuevas formas y busca los efectos inherentes a la filtración de la luz a través del papel para convertir una escultura en algo útil para la experiencia vital diaria introduciendo una luz matizada y cálida. En los años 50 cuando la comercialización de objetos de diseño para los hogares empieza a tomar importancia, las lámparas Akari tuvieron gran acogida. Noguchi continuó creando diferentes modelos de estas lámparas hasta el final de sus días en 1988 y aunque nunca deseó que se copiaran y comercializaran hasta la saciedad, lo cierto es que en la actualidad si ustedes van a un Ikea podrán hacerse con su pequeño pedacito del arte de Isamu Noguchi. " Más allá de los objetivos de un diseño industrial factible o una escultura arquitectónica hay, o así lo siento yo, un propósito más amplio y más fundamental en un sentido escultural, una expresión más directa de la relación de un hombre con la tierra y su ambiente" A Sculptor´s World. Isamu Noguchi 1968.